“El País de los Ciegos” de H. G. Wells es la historia de un hombre que llegó por accidente a un valle donde por quince generaciones la gente había sido ciega. El hombre, no pudiendo irse, trató de enseñar a la gente lo que era ver, pero lo declararon loco.
Con el tiempo el hombre se enamoró de una joven del lugar. Al saberlo, el padre lo llevó a un doctor quien para curar su ‘obsesión’ con la vista recetó removerle los ojos. “Así será sano y un buen ciudadano” dijo el doctor. “Gracias a Dios por la ciencia,” dijo el papá.
El hombre, por su amor a la mujer aceptó, pero el día de la operación, al contemplar el esplendor del sol y la mañana comprendió que la ciudad, su romance y todo lo demás “era un agujero del mal” y se escapó.
La Biblia dice que espiritualmente tú vives en un mundo donde la gente “habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios ni le dieron gracias, sino que se envanecieron...y su necio corazón fue entenebrecido” (Rom. 1:21). ¿Ves el engaño y la gravedad del pecado?
Si no lo ves, tu corazón está en tinieblas y tienes que abandonar ese valle oscuro creyendo en el eterno Hijo de Dios que te dice: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue, no andará en tinieblas sino que tendrá la luz de la vida” (Juan 8:12).
No rechaces esa luz porque la condenación es que “la luz vino al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz” Juan 3:19.
No hay comentarios:
Publicar un comentario