Víctor García
Dice el necio en su corazón: No hay Dios (Sal. 14.1, Sal. 53.1) Ateo quiere decir sin Dios (A = sin. Theo = Dios). Un ateo es una persona que niega la
existencia de Dios. Ellos se encuentran en todas partes y en todos los estilos. Hay
ateos educados y sin educación, decentes e indecentes; los hay militantes dedicados a propagar el
ateísmo y privados que guardan su ateísmo para sí mismos. Pero hay una especial de ateos que
pueden ser llamados ateos prácticos.
Cómo son los ateos prácticos
El ateo práctico acepta mentalmente la existencia de Dios, pero en
la práctica vive como si lo no hubiese. Por ejemplo, considera que
la religión es buena, y en muchos casos profesa alguna de ellas, sin embargo cuando lo hace es solo de
palabra; tiene Biblia, pero no la lee, no la entiende, ni le interesa
entenderla; ora, pero solo cuando tiene problemas y sus oraciones
solo tienen que ver con cuestiones materiales y terrenas, nunca con
asuntos espirituales. El ateo práctico cree que los mandamientos de
Dios son buenos, pero no los obedece y cuando ve a alguien que lo
hace seriamente lo tilda de fanático o legalista.
Judas Iscariote, el ateo práctico religioso
Judas es un claro representante de los ateos prácticos religiosos.
Era discípulo de Jesús. Su reputación era tan impecable y su
personalidad tan agradable que nadie dudaba que fuera un verdadero creyente. Inspiraba
suficiente confianza para ser nombrado tesorero entre los discípulos. Sin embargo, Jesús supo
desde el principio lo que había en su corazón; Él nunca ignoró que en su corazón había maldad y
menosprecio por las cosas de Dios. Cuando al final Judas sacó lo que tenia en su corazón no le
fue difícil traicionar a Jesús por treinta piezas de plata. Esto mismo lo hizo suicidarse a causa del
tormento mental y la culpabilidad que le sobrevinieron; lo que Judas nunca hizo fue arrepentirse
delante de Dios ni buscar su perdón (aunque se arrepintió delante de los hombres); él no creía en
estas cosas, ni sentía la necesidad de hacerlas. Así Judas demostró que detrás de la mascara de
religiosidad que usó toda su vida, él escondía un corazón incrédulo, profano y contumaz, las
características de los ateos.
Poncio Pilato, el ateo práctico político
Pilato es un claro ejemplo de un ateo práctico político. Él simpatizaba con Jesucristo y sabiendo
que era justo lo defendió mientras no le afectara. Sin embargo, cuando sus intereses, su
popularidad y su posición se vieron amenazados pasó la responsabilidad a otros, se lavó las
manos y lo entregó a sus enemigos. Con esto Pilato estaba demostrando que su simpatía por
Cristo era superficial, cobarde e hipócrita. Pilato, como todos los ateos prácticos quería quedar
bien con Dios y con el diablo.
La verdadera raíz del ateísmo
Aunque los ateos más famosos se han distinguido por ser filósofos
racionalistas, los hechos y las evidencias de la historia así como la
Escritura demuestran que el ateísmo no es un problema del intelecto sino
del corazón. Los ateos filosóficos alegan que su ateísmo se basa en la
falta de evidencias razonables para creer en Dios, pero más que eso, se debe a la falta de gratitud
a Dios y a la rebeldía del
corazón humano en contra de sus leyes. Las evidencias de la divinidad
vienen a nosotros de todas partes, de nuestro propio interior, a través de la conciencia, de afuera, de nosotros, a través de la creación, y del creador mismo por medio de su Palabra. Los seres
humanos estamos diseñados para encontrar satisfacción mental, emocional, espiritual y eterna en
Dios, el problema es que nuestro corazón está contaminado con el pecado, y se rebela contra el
señorío Divino. De modo que los hombres no tienen excusa. Si su necio corazón se ha
entenebrecido no es por falta de evidencias, sino por falta de gratitud y sometimiento. Lo que
aleja a los ateos de Dios no es la fuerza de la razón sino la rebeldía del corazón. Por eso la
escritura describe el ateísmo como la declaración dogmática del corazón de los necios: “Dice el
necio en su corazón: No hay Dios” (Sal. 14.1; 53.1). El ateísmo no es una conclusión a la que
los hombres llegan después de una investigación intelectual o científica; es un dogma de necio
corazón humano; no es una posición teórica y filosófica, es una actitud del corazón manifestada
en la vida práctica de cada persona, independiente de su profesión religiosa o su posición teórica
con respecto a Dios.
Como mira Dios a los ateos
La descripción bíblica del ateísmo es: “dice el necio en su corazón, no hay Dios.” Esto significa
que Dios no cree en los ateos. Él sabe que su ateísmo no es sino la manifestación de la rebeldía y
la necedad humana, y que el verdadero problema del ateo no es racional sino dogmático, no es
intelectual sino moral, no es por falta de evidencias sino por falta de gratitud y humildad. Por
eso el ateísmo es pura necedad. Esto nos indica que aunque teóricamente se pueda distinguir
entre ateos filosóficos y ateos prácticos, en esencia estos no son diferentes. Dios sabe que el
verdadero ateísmo no es cuestión de negarlo o no negarlo verbalmente sino de hacer o no hacer
su voluntad. Por eso, el que defiende la existencia de Dios y dice creer en Él y a pesar de eso
vive una vida de impiedad es tan ateo o peor que el que niega abiertamente a Dios
diciendo que no hay pruebas de su existencia.
Ateos dentro de la iglesia
Los ateos dentro de la iglesia son los que van el domingo a la iglesia, cantan, saludan a los
hermanos y disfrutan los
mensajes, pero el lunes se conducen como paganos, como si Dios no
existiera ni los viera. Ellos dicen creer en Dios pero con sus hechos lo niegan. Todos a su
alrededor—su familia, amigos y compañeros de trabajo—observan confundidos cómo estos ateos prácticos destruyen con su conducta las cosas sublimes que aprenden en la
iglesia y cómo hacen que el nombre de Dios sea blasfemado. Esta es la peor clase de ateos y Dios tiene una palabra para ellos
“Este pueblo se acerca a mí con su boca y con sus labios
me honra, pero su corazón está lejos de mi” (Isaías 29.13).
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