Ejemplos Bíblicos de Adoración Trivial


Muchos cristianos trabajan como si estuvieran adorando
Juegan como si estuvieran trabajando
Y adoran como si estuvieran jugando

Son muchos los factores que entran en juego en la trivialización de la adoración.  Es un asunto complejo que cuando se examina detenidamente da lugar a discusiones interminables.  Sin embargo, al buscar las raíces de la adoración trivial y falsa siempre se  encuentran  al menos una de dos cosas o ambas combinadas: falta de conocimiento adecuado de Dios y rebeldía contra ese conocimiento.  En la Biblia tenemos ejemplos de esta clase de personas.  Gente como Caín, Nadab y Abiu, Uza, Ananias y Safira y la iglesia de Corinto ilustran claramente cómo la falta de conocimiento de Dios o la rebeldía a la verdad hacen de los creyentes y profesantes de la fe adoradores triviales, y falsos.  Examinemos estos ejemplos para aprender:       
   
Caín: Adoración voluntariosa e individualista (Génesis 4:3-8)
          Caín no conocía a Dios pues era del maligno y sus obras eran malas (1ª Juan 3:12).  El adoraba con una actitud liviana, según su opinión personal.  La reflexión seria acerca de las demandas de Dios, el ajustarse a esas demandas y la devoción sincera no eran cosas que le preocupaban.  Cuando se dio cuenta que su ofrenda desagradó a Dios, se llenó de amargura contra su hermano y lo mató.  El resultado fue un Dios santo desagradado, un hombre impío amargado (Caín) y un hombre piadoso asesinado (Abel)... La trivialización en el caso de Caín se manifestó por una adoración voluntariosa e individualista, queriendo él hacer las cosas a su propia manera.

Nadab y Abiú: Adoración profana y licenciosa (Lev. 10:1-11)
          Nadab y Abiú fueron los sacerdotes hijos de Aarón que ofrecieron a Jehová fuego extraño que El nunca les mandó que le ofrecieran.   Sabiendo exactamente lo que tenían que hacer, ellos hicieron lo que Dios no les  había mandado.  El resultado fue que murieron delante de Jehová.  El texto sugiere que entraron a ministrar borrachos al tabernáculo (Lv. 10:9), y si ése fue el caso es fácil suponer que estaban adorando con ligereza y disolución.  Lo que los estaba motivando a adorar con fuego extraño era su disolución carnal y no el deseo de honrar a Dios.  La trivialización en el caso de Nadab y Abiú se manifestó por una adoración  profana, caprichosa y disoluta, guiada por la exaltación de sus afectos alterados por estímulos carnales.  Agregar elementos extraños a la adoración, de los que Dios no había dicho nada, les pareció cosa sin importancia. 


Uza: Adoración liviana e irreverente (1 Cron. 13:8-10)
          Uza era un hombre sincero pero superficial.  El fue el culpable de liviandad e irreverencia ante Dios, pero a la vez fue víctima de las tendencias trivializadas y paganizadas de sus días.  La degradación espiritual era tal que aun el rey David no se dio cuenta de cuanta influencia pagana había en su intento de traer el arca sobre un carro nuevo y no sobre los hombros de los sacerdotes levitas como la ley lo requería.  Sin  quererlo estaba promoviendo una adoración al estilo de los paganos  y no según la ordenanza divina (1 Cron. 15:13).  La acción que mató a Uza era humanamente bien intencionada, pero fue desagradable a Dios.  En la muerte de Uza se puede ver el celo terrible de Dios.  Sin embargo, es asombroso que no haya hecho morir a todos los demás, y en esto se puede ver su infinita misericordia.  La trivialización en el caso de Uza se manifestó por una confianza excesiva y  un concepto pobre sobre la majestad de Dios, que lo hizo actuar con un atrevimiento y una ligereza fatal delante de su presencia.

Ananías y Safira: Adoración fingida y exhibicionista (Hechos 5:1-11)
          Ananías y Safira trivializaron la adoración a Dios entregando una ofrenda mentirosa.  Quisieron lucirse como muy devotos al decir que estaban dando todo lo que les pagaron por una propiedad que vendieron.  Pero eso era falso y Dios los hizo morir en cuanto se descubrió su mentira y su menosprecio al Espíritu.  Ellos sabían lo que hacían pero confiaban que los hombres no se iban a dar cuenta, olvidando que Dios sí se da cuenta.  La trivialización en el caso de Ananías y Safira se manifestó por el deseo de exhibirse ante los demás, lo cual les hizo fingir y pretender hipócritamente lo que no tenían en su corazón.  Obviamente les gustaba la idea de que otros pensaran lo grande que era su devoción hacia Dios.
 
Los Corintios: Adoración autocomplaciente e infantil (1ª Cor. 11:17-22)
          Los cristianos de la iglesia de Corinto tenían la tendencia a ser carnales y superficiales.  Con muy pocas palabras Pablo resumió la razón de su superficialidad: “Porque algunos no conocen a Dios.  Para vergüenza vuestra lo digo.”  (1ª Cor. 15:34).  Ellos se apegaban a los ministros según sus gustos personales (1ª Cor. 1:12-13), usaban la Cena del Señor para su complacencia carnal (1ª Cor. 11:20-21) o usaban los dones espirituales infantilmente (1ª Cor. 14:19-20).  Además de llamarlos niños y carnales, Pablo sugirió que sus actos eran como metal que resuena o címbalo que retiñe, es decir, ruidosos pero triviales.  En el caso de los corintios, la trivialización se manifestó por una actitud infantil y superficial en donde la principal motivación era la autocomplacencia, la competencia y la búsqueda de lo que que provocaba las sensaciones más satisfactorias.

          Como podemos ver por estos ejemplos, la adoración no debe ser tomada ligeramente, sin reflexión, ni buscando satisfacción personal.

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