¿Conoces a Wycliffe?

No es necesario ir a Roma o a Avigñon para buscar una decisión del 
papa; el Dios trino está en todas partes. Nuestro papa es Cristo…
 
Aunque hubiese cien papas y aunque cada monje fuera un cardenal
ninguno merecería nuestra confianza si no se ajustan a la biblia.
 
 
Juan Wycliffe nació en Inglaterra en 1320, muchos años antes de la reforma protestante.  En esa época la iglesia Católica Romana regía por completo la vida de los hombres, tanto en el continente como en las islas Británicas.

Wycliffe, estudió en la Universidad de Oxford donde posteriormente enseñó por muchos años. En 1371 era considerado como el más prominente filósofo y teólogo de Oxford, y según muchos, de toda Europa. A estas alturas sus convicciones religiosas y teológicas comenzaban a diferir de la tradición católica y a oponerse al predominio del papado romano y a la ignorancia bíblica de los cristianos—principalmente de los sacerdotes. En 1376 publicó sus primeros tratados denunciando la secularización de la Iglesia lo cual provocó que el Papa emitiera un documento oficial prohibiendo sus escritos.

Sus ideas y su mensaje se basaban en la convicción de que las Escrituras son el fundamento de toda doctrina y que la iglesia es una institución espiritual no política. Estas ideas chocaban contra de frente el dogma de que la tradición tenía la misma autoridad que las Escrituras y contra la desvergonzada politización de la iglesia Romana.  Wycliffe también predicó contra la doctrina del libre albedrío. Pero seguramente su obra más grande fue la traducción de la Vulgata Latina (la versión de la Biblia en Latín usada por la iglesia católica) al inglés, dando así al pueblo de Inglaterra la primera traducción de las Escrituras en su propia lengua.

Los escritos y la traducción de la Biblia de Wycliffe provocaron tanta indignación entre el prelado católico, que en 1415, treinta y un años después de su muerte, en el Concilio de Constanza, la iglesia lo declaró un hereje soberbio y decretó que sus libros fuesen quemados y su cuerpo exhumado. Eso no se realizó sino hasta 13 años después cuando bajo la orden del Papa Martín V sus huesos fueron desenterrados, molidos y tirados al rio Swift en Lutterworth.

Ciertamente Wycliffe, con su predicación, su teología y su traducción de la Biblia, se anticipó admirablemente e influenció a reformadores posteriores como Juan Hus de Praga, Martín Lutero de Alemania, Ulrich Zwingli de Suiza y Juan Calvino de Francia. Su obra colocó los fundamentos sobre los cuales la Reforma Protestante del siglo dieciséis sería luego edificada. Por eso se le conoce como “la Estrella Temprana de la Reforma.” Un verdadero reformador antes de la Reforma.

Asombrosamente, a pesar de su extraordinaria obra, Wiclyffe nunca tuvo verdadero éxito durante su vida. Cuando sus ideas comenzaban a tener resonancia fueron silenciadas por sus enemigos y luego por su muerte. Cuando parecían resucitar en la voz de Juan Hus, éste fue ejecutado. No fue sino hasta que Martín Lutero clavó sus 95 tesis en la iglesia de Wittemberg en Alemania, que la luz que procedía de su estrella pudo resplandecer plenamente.

Después de su muerte no hubo otro reformador hasta que apareció Juan Hus en Praga, grandemente influenciado por Wycliffe y condenado y ejecutado por la iglesia en Julio de 1415. Pero la ola no sería destruida. Las semillas de la reforma sembradas por Wycliffe darian su fruto en Zwingli y Lutero en el siglo dieciséis.

Hoy día, su nombre sigue siendo inspiración y su legado sigue dando frutos. La Fundación Internacional Wycliff, nombrada en su honor, se dedica a traducir la Biblia en todos los lenguajes existentes en el mundo y ha estado envuelta en más de 600 traducciones que han puesto la Biblia a la disposición de más de 77 millones de personas.

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Un fragmento de los escritos de Wycliffe dice:
"La iglesia es la totalidad de los que han sido predestinados para bendición. Esto incluye a la iglesia triunfante en el cielo y a la iglesia militante en la tierra. Nadie que es eternamente condenado tiene parte en ella. Hay una iglesia universal cuya cabeza es Cristo y afuera de ella no hay salvación. Ningún Papa puede decir que él es la cabeza, por que él no puede decir que es electo o ni siquiera que es miembro de la iglesia."

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