Una Carta de Amor Severa Para Cristianos en Decadencia


¿Se puede amar a alguien y decirle, ‘tibio, te vomitaré de mi boca, desventurado’?  El Señor lo hizo con Laodicea, una iglesia  en decadencia, a quien El envió una carta tan severa que se nos olvida que es una carta de amor: “Yo reprendo y castigo a todos los que amo” (4.19).    

La sentencia contra los que persisten en su decadencia está dictada: “te vomitaré de mi boca;” pero hay un consejo restaurador: “que de mí compres oro refinado en fuego para que seas rico, y vestiduras blancas para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez y unge tus ojos con colirio para que veas.” Y hay una invitación: “se celoso y arrepiéntete; si alguno oye mi voz y abre la puerta entrare a él, y cenaré con él, y él conmigo.” 

O sea que hay esperanza para los cristianos en decadencia.  Somos llamados a ser bienaventurados, a que nos vaya bien en todo (Salmo 1:1-3); pero la decadencia espiritual convierte a muchos cristianos en personas desventuradas como Lot, el justo que afligía su alma justa viviendo cómodamente entre los inicuos (2 Pedro 2.7-8), y quien por no arrepentirse sufrió la ruina y la deshonra.

Que fácil es acomodarse., se tibio, sentirse satisfecho y sin necesidad de nada.  Por esa causa el Señor nos dejó su carta de amor a Laodicea.

Al que venciere, le daré que se siente conmigo 
en mi trono, así como yo he vencido, y me he
sentado con mi Padre en su trono.  El que tiene
oído, oiga lo que el Espíritu dice a las iglesias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario