El Peligro del "Evangelismo Conyugal"

(Tomado del Libro "Sobreviviendo un Yugo Desigual" por Lee Strobel)
...Hay algunos cristianos que deciden saber más que Dios. Se dan cuenta que Él no quiere que ellos se casen fuera de su fe, pero están convencidos de que muy pronto el cónyuge dará su vida a Cristo después de que se pronuncien los votos de la boda. Mentalmente encubren el conflicto que van a encontrar sobre los asuntos espirituales y subestiman cuán lejos está de Cristo su novia o su novio . El periodista cristiano Terry Mottingly le llama a esto "evangelismo conyugal."

Nunca olvidaré la vez en que hablé en una iglesia acerca de los peligros de los matrimonios desiguales, describiendo toda la turbulencia que Leslie y yo experimentamos cuando estuvimos espiritualmente disparejos. Después de hablar durante cuarenta y cinco minutos, una joven se acercó y dijo con completa sinceridad: "Estoy saliendo con un hombre que está investigando el cristianismo y yo sé que él va a ser cristiano muy pronto. Así que, ¿no cree usted que sería correcto que nos casáramos? En realidad es sólo asunto de tiempo antes de que él se comprometa con Cristo." Casi parecía que ella se hubiera puesto tapones en los oídos durante mis advertencias. Yo quería gritar: "Lee mis labios: '¡No os juntéis en yugo desigual con los incrédulos!' Por su bien, por tu propio bien, por el bien de tus futuros hijos, ¡presta atención a la Palabra de Dios!"

En una columna de un periódico, Mottingly describió un artículo que escribió un pastor. En él, el pastor imagina una voz interior, una de honestidad lisa y llana, la que habla a un ministro cuando se alista para unir en matrimonio a un cristiano con uno no cristiano. La voz en su cabeza desearía poder hablar de esta manera a cada uno de los presentes en las nupcias:

Queridos amigos, hoy nos hemos reunido aquí para presenciar un desastre en proceso. Marta ha decidido que desea casarse con Chester. Marta, asistente a la iglesia, cantante de himnos, educada rectamente, con una vida de felicidad por delante está tirando por la borda todo eso para casarse con Chester, un pillo pagado de sí mismo, impío.

Por qué Chester y Marta se quieren encerrar en el matrimonio, está más allá de mi alcance… [Pero] diré algunas palabras religiosas sobre ellos y su unión como si todos pretendiéramos que de algún modo Dios está bendiciendo lo que él ha prohibido. Ustedes intercambiarán anillos y votos y saliva y saldrán de aquí buscando el común denominador más bajo en sus valores, sus creencias y sus convicciones… Así que oremos, oremos y oremos.

Francamente, Leslie y yo no podemos comprender cómo un pastor que se respete a sí mismo, que honre a Dios y que crea en la Biblia pueda presidir una boda de una pareja desigual en desafío directo a la enseñanza bíblica. Aunque algunas veces los ministros se comprometen por causa de la política de la iglesia o porque entienden que quizá el evangelismo conyugal tendrá éxito en este caso.

El problema es que precisamente casi cada uno ha sabido por lo menos de una historia de cómo el "evangelismo conyugal" dio resultado en un caso en particular. Por desgracia, eso
puede dar a los cristianos un optimismo falso cuando tienen que decidir si confiarán en las enseñanzas de Dios o en su propia sabiduría.

Pero, ¿cómo podemos esperar que Dios bendiga un matrimonio que descaradamente viola su propio mandamiento? Él no nos puede proteger de las terribles consecuencias de un matrimonio desigual si tenemos oídos sordos a sus advertencias. Job 4:8 dice: "Los que siembran maldad cosechan desventura."

Sin hacer caso del camino que los condujo allí, todos los esposos unidos en desigualdad tienen desafíos, problemas y preocupaciones comunes. Sin embargo, a pesar de las dificultades, Pablo les advirtió contra el divorcio como una vía de escape fácil y escribió: "Si algún hermano tiene una esposa que no es creyente y ella consiente en vivir con él, que no se divorcie de ella. Y si una mujer tiene un esposo que no es creyente y él consiente en vivir con ella, que no se divorcie de él." En otras palabras: mantén el matrimonio intacto si es posible, y busca la ayuda de Dios para hacer frente a la desigualdad.

De un Anticristo a Otro: Reflexiones Sobre la Transición Papal


Por D. Scott Meadows, pastor de Calvary Baptist Church 
(Reformed) de Exeter, New Hampshire
Traducido por Víctor B. García 
(Este artículo fue escrito antes de que se diese a conocer que
Jorge Mario Bergoglio, ahora llamado Francis, sería el nuevo Papa)
Joseph Ratzinger (mejor conocido como Su Santidad el Papa Benedicto XVI) anunció que renunciará al papado para finales de Febrero, 2003. El proceso de seleccionar a un sucesor ha comenzado acaparando gran atención en los medio de comunicación. Como teólogo y líder pastoral, mi conciencia me impulsa a comentar.

Años atrás me preguntaron mi opinión sobre el nuevo cardenal de Boston. Yo respondí, "eso es como preguntar mi opinión acerca del nuevo capitán de un barco de piratas. Este proyecto es ilegitimo en su totalidad." No niego que estos eventos puedan tener implicaciones importantes, pero protesto enérgica y solemnemente contra el despliegue de reverencia y asombro por los Papas y las institución Catolico-Romana, aun de gente que supuestamente debería entender mejor las cosas.

Un gran campeón de la fe bíblica llamado J. Gresham Machen escribió un magnífico libro titulado, Cristianismo y Liberalismo (1923). En él, Machen detonó una poderosa y perdurable explosión en contra del liberalismo teológico declarando que este no es cristianismo en lo absoluto, sino una religión alternativa en competencia y profundamente en contra del cristianismo. 

Esto mismo es también verdad acerca de la Iglesia Católica Romana (ICR). Claramente no es el cristianismo de los apóstoles del Nuevo Testamento ni de la iglesia inicial, como lo disciernen y lo confirman los que están de acuerdo con los apóstoles y son conocedores del catolicismo romano. En puntos cruciales, la iglesia romana se ha opuesto tenazmente a la fe una vez entregada a los santos. Históricamente hasta ha masacrado a una gran multitud de creyentes cristianos injustamente clasificados como herejes. 

Al menos, desde el Concilio de Trento (1545-1563) la iglesia romana ha repudiado formal, meticulosa y vociferantemente el evangelio bíblico de Jesucristo pronunciando maldición sobre cualquiera que se atreva a predicarlo. Por ejemplo, el concilio proclamó,

CANON XII. Si alguien dice que la fe justificadora es nada más que confianza en la misericordia divina que remite los pecados por causa de Cristo, o que solo por esta confianza es por la cual somos justificados, sea anatema [1].

Que ésta sigue siendo la posición de la iglesia romana hoy es claro por el hecho de que en su catecismo moderno (versión del año 2000) aun apela a Trento como una declaración doctrinal autoritativa y enseña siguiendo esta misma línea.

La justificación no es solo la remisión de los pecados, sino también la santificación y la renovación del hombre interior (Concilio de Trento, 1547) [2]. Aunque excede el enfoque de este comentario vindicar la doctrina bíblica de la justificación solo por fe aparte de nuestras obras, permítanme recordar este pasaje de la escritura:

 Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado. Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo, para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús (Rom.3:20-24).

El prominente teólogo reformado Charles Hodge comentó correctamente acerca de este pasaje,

La justicia de Dios que se revela en el evangelio debe ser obtenida por fe, no por obras, no por nacimiento, no por ningún rito externo, ni por la unión con ninguna iglesia visible sino simple y únicamente por la fe en Cristo, recibiéndolo y descansando en Él [3].

Si los pronunciamientos de la iglesia Romana en el concilio de Trento son verdad, sin duda el estimado Señor Hodge será consignado al infierno eterno por escribir esto. 

Hoy día, la reputación de la iglesia romana entre muchos cristianos creyentes en la Biblia es considerablemente mejor que en los días de la reforma protestante. Este cambio es injustificado y peligroso. La iglesia Romana aun representa la misma apostasía anti-cristiana que lanzó maldiciones como antorchas y castigó quemando literalmente vivos y reduciendo a  cenizas quemadas los cuerpos de sinceros cristianos eminentes por su conocimiento y piedad. Su política puede haber cambiado de las ejecuciones masivas a la seducción ecuménica, pero sigue propagando mentiras infernales sobre el camino de la salvación.  La vieja advertencia de Pablo se ha aplicado a la iglesia Romana por siglos:

Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad (1 Timoteo 4:1-3). 

La iglesia Católica tiene un legado de abstenciones ascéticas respecto al matrimonio y a ciertas comidas, las mismas manifestaciones de las herejías detestables tan peligrosas para la verdadera iglesia.

Por la inspiración del Espíritu Santo, Pablo publicó una maldición divinamente sancionada que ahora se aplica a la iglesia de Roma:
           
Más si aun nosotros, o un ángel del cielo, os anunciare otro evangelio diferente del que os hemos anunciado, sea anatema.Como antes hemos dicho, también ahora lo repito: Si alguno os predica diferente evangelio del que habéis recibido, sea anatema (Gálatas 1:8-9).

Por cerca de trescientos años, los protestantes reconocieron consistentemente la profunda amenaza espiritual que la iglesia de Roma significaba para la raza humana. Que había un acuerdo casi universal acerca de esto es evidente por el fuerte consenso en las declaraciones de las confesiones de fe reformadas. Por ejemplo, la Confesión Bautista de Fe de Londres de 1689 proclama, como parte de "las cosas que son claramente creídas entre nosotros,"

La Cabeza de la Iglesia es el Señor Jesucristo, en quien, por el designio del Padre, todo el poder requerido para el llamamiento, el establecimiento, el orden o el gobierno de la Iglesia, está suprema y soberanamente investido. No puede el papa de Roma ser cabeza de ella en ningún sentido, sino que él es aquel Anticristo, aquel hombre de pecado e hijo de perdición, que se ensalza en la Iglesia contra Cristo y contra todo lo que se llama Dios, a quien el Señor destruirá con el resplandor de su venida.  (Confesión de 1689, XXVI.4).  

 La Confesión de Fe de Westminster, (1646, Presbiteriana) y la Declaración de Savoy (1658, Congregacional), dicen lo mismo. En algunos de mis otros escritos, he ofrecido una larga lista de citas de líderes de iglesias protestantes de los últimos cuatro siglos que muestran simpatía con esta fuerte oposición y total repudio hacia a la iglesia Romana como la iglesia verdadera [5].
Los hombres piadosos de hoy día pueden debatir si el Papado debería ser identificado como "ese anticristo" específicamente predicho por el Espíritu Santo a través de Pablo en Segunda Tesalonicenses 2. Personalmente, no me afectan las diferencias en cuanto a este punto en particular. Sin embargo, en mi opinión, la gente con discernimiento no puede dudar que el papado es, al menos, un anticristo.  

El despreciable término anticristo" contiene un prefijo que puede ser correctamente entendido de dos maneras. Un diccionario moderno dice que "anti" conlleva un sentido de antagonismo y oposición, [6] con lo cual todos estamos familiarizados. Sin embargo, puede ser que algunos no se den cuenta que el prefijo griego también puede significar "en lugar de." El excelente académico protestante Francis Turretin (1623-1687) escribió un extenso tratado en latín, organizado bajo 23 tópicos y 4 apéndices, para probar la tesis de que el papado es el anticristo predicho en la Escritura. Acerca de la palabra anticristo, escribió,

El término anticristo conlleva dos significados: 1) que él es un enemigo y rival de Cristo; 2) que él es el vicario. La definición del prefijo anti, ciertamente introduce ambos, los cuales cuando son usados en conjunción con un nombre, significan, por un lado, antes, y por el otro, en contra. También puede significar en lugar de, y substituto…En este sentido, el anticristo se presenta ciertamente como el gran adversario de Cristo, en el sentido de que se hace a sí mismo igual a Cristo como un rival, mientras profesa ocupar el lugar de Cristo sobre la tierra como Su vicario [7].
    
La iglesia Romana insiste que el Papa es el vicario de Cristo (del latín vicarius que significa substituto) [8]. He aquí la evidencia sacada de su mismo catecismo:

Porque el pontífice Romano, a causa de su posición como vicario de Cristo, y pastor de la iglesia en su totalidad, tiene poder pleno, supremo y universal sobre la iglesia entera, un poder que él siempre puede ejercer sin restricción [9].

 Pocos cristianos parecen estar conscientes de los blasfemos títulos honoríficos y prerrogativas divinas que la iglesia Romana reclama para su Papa, incluyendo el título de "pontífice supremo" [10] (es decir: puente, mediador entre Dios y el hombre; vea 1 Tim. 2:5) y "Señor y Dios," [11] además de otras declaraciones idólatras como esta: "Puesto que el Papa es Dios, no puede ser atado o desatado por los hombres" [12].

Es claro, entonces, que para la iglesia Romana el Papa está por encima de la Escritura, los concilios, los príncipes y todos los poderes de la tierra a causa de su divinidad [13].

Puesto que se presenta a sí mismo como el representante de Cristo, cualquier Papa en particular representa una amenaza de seducción mucho más grande para los cristianos profesantes que, por ejemplo, el Dalai Lama, el lama principal de la orden budista tibetana, puesto que este no pretende ser cristiano.

Así que aparentemente estamos a punto de ver la transición de un Papa a otro, es decir, de un anticristo a otro. ¿Se me puede culpar por no mostrar preferencia por ninguno de los subordinados de Satanás?

Si Dios me ayuda, no me retractaré, aun bajo amenaza de martirio. Oro por la ruina total de este reino satánico. ¡Que todos los fieles seguidores de Cristo se me unan! En nuestra generación más que nunca, la resistencia valerosa puede marcar la diferencia entre los de entendimiento sano y profunda convicción y los ingenuos y acobardados. ¡Que el Señor venga pronto a destruir a Su enemigo! (2 Tes. 2:8).   

[1] Schaff, P. The Creeds of Christendom, II.113
[2] Catecismo de la iglesia Catolica (2000), #1989
[3] Hodge, Charles Comentario a la Epistola a los Romanos
[4] Confesión de Londres 1689, XXVI.4
[5] Cuando los Protestantes Protestaban (2005), mi ensayo introductorio; El Papa Anticristo - Un Llamado al Reconocimiento y la Oposicion (2006), articulo en ingles en http://ibrnb.com/articles2/?p=15 and http://ibrnb.com/articles2/?p=38.
[6] Shorter Oxford English Dictionary, 6th ed. (2007)
[7] Francis Turretin's Seven Disputation, Whether It Can Be Proven that the Pope of Rome Is the Antichrist.
[8] Shorter Oxford English Dictionary, 6th ed. (2007)
[9] Catecismo de la Iglesia Catolica, #882
[10] Catecismo de la Iglesia Catolica, #837
[11] Decretales Gregori IX, Citado por J. A. Wylie en The Papacy is the Antichrist (1888), p.45
[12] Vide Text. Decret., Cap. 7, citado por Henry Wilkinson in Puritan Sermons 1659-1689
[13] Canon Law set forth by Gregory XIII en 1591, tambien citado por Wilkinson 

A Satanás Nunca le Falta una Manzana para Eva


Por Thomas Brooks, de su sermon "El Cristiano Callado Bajo la Vara de la Disciplina" Londres, 1659) 

 Aunque ha estado en cadenas por miles de años desde la victoria de Cristo en la cruz, Satanás no ha descansado de día ni de noche, ni siquiera por una hora durante todo este tiempo. Él sigue oprimiendo, inquietando, atacando y acechando en cadenas como un príncipe en rebelión. 

El Diablo no es un cordero sino un león. Un león rugiente, no un león durmiente; no es un león pasivo sino activo, buscando a quien devorar. Él no se satisface con las presas que ha atrapado pues se mantiene inquieto en su afán de llenar el infierno de almas condenadas.

A él nunca le falta una manzana para que Eva desobedezca; una viña para que Noé se emborrache, una vestidura para que Giezi codicie, un lingote de oro para que Acán se corrompa, una corona para que Absalón divida al pueblo de Dios, una bolsa de oro para que Judas traicione a Cristo, una seducción mundana para que Demas abandone a Pablo.

Si observas entre cierto tipo de gente verás a Satanás sirviendo sus platos delicados de pecado para cada paladar. Si observas entre otro, lo verás ofreciendo una correa a la medida de cada zapato. Si ves a otro, lo encontraras ajustando una vestidura a cada cuerpo.

Aquí, con Jael, él seduce a las pobres almas con leche para luego atravesarlas con una estaca. Allá con Joab, por un lado extiende su mano para abrazar, por el otro para clavar un puñal.  Por allí, con Judas, él besa a la vez que traiciona. Y luego, con Babilonia, ofrece una copa de oro pero llena de veneno.

Nadie piense, dice Lutero, que el diablo ya está acabado o que está dormido; porque así como no se adormecerá ni dormirá el que guarda a Israel, Satanás tampoco descansa ni duerme.