Alarma Contra el Terrorismo y el Pecado

Por Víctor B. Garcí

La realidad y gravedad del terrorismo tiene paralelo con la realidad y gravedad del pecado.  

Hace algunos años, antes de los horrendos ataques de septiembre 11, 2001 contra la torres gemelas en NY, Ike Seamans, un ex-corresponsal de la cadena de televisión NBC realizó varios reportajes sobre el terrorismo y los ataques químicos y biológicos contra la población.  En ellos los expertos predecían que no había que preguntarse si los Estados Unidos podrían ser víctima del terrorismo sino cuándo eso sucedería. Pero en aquellos días a nadie le importó ni se mostró alarmado.  Según Seamans esto se debía a que la gente pensaba “eso no puede suceder acá.”

Después de los ataques del 11 de septiembre, NBC 6 volvió a presentar los reportajes de Seamans.  La respuesta de los televidentes fue de ira y repulsión: “¿Porque nos asustan con esto?  Mis niños no pueden dormir después de ver sus reportajes.  Yo no quiero saber esas cosas. Nunca lo voy a ver de nuevo.”  

Seamans comenta: “tal vez las historias fueron muy crudas y un reportero más sensitivo podría haberlas suavizado con frases vacías como ‘No hay por qué preocuparse.  Tengan fe.  Todo va a estar bien’  Desafortunadamente, yo tenía que reportar el terrorismo con un tono de urgencia.  Habiendo experimentado tan de cerca el terrorismo yo sabía que era solo cuestión de tiempo antes de que ese horror invadiera mi propia patria.  Yo sentía la necesidad de hacer sonar la alarma.” (Lessons from Israel, Miami Herald, 10/4/01)
 
La espantosa realidad y gravedad del terrorismo tiene paralelo con la realidad y gravedad del pecado y sus consecuencias.  Así como la complacencia de una vida cómoda y tranquila hizo pensar a los norteamericanos que no había que preocuparse por el terrorismo, así los pecadores no sienten ningún problema con el pecado. 

Tú probablemente amas el pecado pero no lo reconoces, no sabes las graves consecuencias de ese amor, y te incomoda cuando alguien te lo señala.  Si supieras la realidad del pecado y cómo Dios juzga a los que lo aman pensarías en esto más seriamente.  Por tu bien debes hacer algo al respecto.  Debes pensar que un día Dios te juzgará y ¿qué será de ti si Él encuentra que viviste tu vida terrena en el pecado sin arrepentirte y creer en el Salvador?  Debes saber cuáles son las consecuencias de amar el pecado. Examina la lista que viene a continuación, hazte una evaluación personal y descubre por ti mismo si eres o no un amante del pecado.

Quien ama el pecado siente repugnancia cuando se le habla seriamente de él, pero no siente repugnancia por su vida de pecado   
Parece una contradicción, pero quienes más aman el pecado desprecian hablar sobre él excepto  para trivializarlo, reírse o gloriarse en él, o para juzgar a quienes, según ellos, cometen pecados verdaderamente graves.   

Quien ama el pecado sabe vivir en el pero no sabe nada sobre él  
El pecado es engañoso y produce infatuación.  Quien vive en el pecado, como los borrachos, no reconoce su condición.  Sabe vivir con eso, sabe minimizar, justificar, disfrutar, ocultar y practicar calibradamente su pecado.  Lo que no sabe es lo que Dios dice sobre el pecado, no sabe en qué consiste, no sabe cómo vencerlo ni sabe que hay un salvador que murió para perdonarlo.  Piensa que el pecado es un concepto medieval del que solo hablan los religiosos fundamentalistas y la gente morbosa y obsesionada.   

Quien ama el pecado no se da cuenta que ofende a Dios continuamente   
Dios es juez justo y está airado contra el impío todos los días (Salmo 7.11)  pero quien ama el pecado no cree eso pues ignora la santidad de Dios y la profunda corrupción de sus iniquidades.  Él se engaña a si mismo pensando que sentir remordimiento es suficiente para tranquilizar a Dios, que Él no puede ser tan severo, que los "pecadillos" que él comete no son tan graves, que es mejor ser un pecador sincero que un religioso hipócrita y que algún día se arrepentirá y se consagrará a Dios.    

Quien ama el pecado se siente bien y se consuela a sí mismo con sus buenas obras y sentimientos 
Irónicamente, a los pecadores les atrae la religión aunque no la practican. Ellos admiran, de lejos, a los cristianos verdaderos, aunque cuando los conocen de cerca los acusan de religiosos fanáticos.  Se sienten buenos y espirituales, especialmente, y en tiempos de crisis y tragedias hablan de orar, de tener fe, de amar a Dios, de unirse y de hacer el bien.  A veces van a la iglesia y se sienten inspirados.  Algunos están afiliados a la religión y la practican externamente, sin mucho compromiso para no volverse fanáticos ni caer en la hipocresía.  Les encanta la inspiración y la espiritualidad espumosa que toca los sentimientos.  Lo que no pueden tolerar es tener que abandonar su pecado. 


Quien ama el pecado no teme a Dios ni ve la gravedad de su pecado 
El temor a Dios es repulsivo para los que aman el pecado porque ellos interpretan el amor de Dios como si Dios fuese un ser que no se indigna, no condena, ni juzga a los pecadores.  Ellos creen que van a salir impunes aunque amen lo terrenal más que a Dios, aunque lo releguen a un segundo plano, jueguen con Su Nombre, violen sus mandamientos, abusen de Sus dones y rechacen a Su Hijo que murió en la cruz. Ellos dicen, "Dios es amor y misericordia," pero solo usan su misericordia para lo que les complace, no para arrepentirse de su pecado porque no quieren dejar su vida carnal.  Ellos quieren la misericordia que requiere arrepentimiento para vida eterna hasta que hayan disfrutado la última gota del placer que les brinda su pecado.  Mientras tanto, que Dios espere y se aguante, que según ellos no hay nada que temer.              

Mi Pastor

Por J.R. Miller (1905)

El Señor es mi pastor, nada me faltará (Salmo 23.1)
La figura del pastor es una imagen favorita para ilustrar el amor y el cuidado de Dios hacia su pueblo. En el Antiguo Testamento, el salmo 23 agrupa la plenitud de esta maravillosa verdad en líneas exquisitas apreciadas por jóvenes y por viejos en cualquier lugar donde la Biblia es conocida.  Igualmente, en el Nuevo Testamento, cuando nuestro Señor quiso dar a sus amigos las más dulces muestras de su corazón hacia ellos y de lo que ellos significaban para Él les dijo, "Yo soy el Buen Pastor."

El pastor hebreo vivía con su rebaño. Si venia una tormenta, él estaba con sus ovejas. Si estaban bajo azotes y dificultades, también las protegía. De la misma manera, Cristo vive con su pueblo. Él entra en la más cercana relación con ellos.

El pastor conoce su rebaño. Él tiene un nombre para cada una de ellas y a cada una la llama por su nombre. De la misma manera, Cristo conoce a cada uno de sus amigos de una manera intima y personal.  Él conoce tanto nuestras virtudes como lo peor que hay nosotros -- conoce nuestras faltas, nuestros pecados y nuestros extravíos. Pero aun así, sabiendo cómo somos, nos ama y nunca se cansa de nosotros.    

El pastor es tierno con sus ovejas. Él no las empuja sino que va delante de ellas y las guía. Cuando necesitan descanso en el camino, las hace reposar y escoge para ellas lugares de reposo, no caminos arenosos sino pastos delicados. Él es especialmente tierno con los corderitos recién nacidos; los toma en sus brazos y los lleva con Él en su seno. Esto nos brinda una exquisita imagen de la compasión de nuestro Buen Pastor en su cuidado por su rebaño. Él considera compasivamente a las ovejas débiles; ama a las enfermas y azotadas y las pone en su regazo. Cualquiera que sea la necesidad, siempre hay algo en el corazón de Cristo que satisface la necesidad y suple la falta de los suyos.

El pastor defiende a su rebaño de todo peligro. Con frecuencia los pastores hebreos tienen que arriesgar su seguridad y aun su propia vida para proteger a sus ovejas. Así, nuestro Buen Pastor dio su vida por sus ovejas.

Las ovejas de Cristo están completamente seguras bajo su cuidado. El Señor dice, "Yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano" (Juan 10.28). Al final, Él llevará a su rebaño sano y salvo a su morada eterna "y serán un rebaño y un Pastor." 

La Ordenación de Ministros Homosexuales: Una Iglesia Que se Aparta de la Autoridad de la Escritura Está Condenada a la Muerte


La Respuesta de un Hombre de Dios 


El 15 de agosto de 2006, en el mundialmente famoso programa  "Larry King Live" se discutió el tema de  la ordenación al ministerio de homosexuales y lesbianas dentro de la iglesia episcopal.  En este video, que es un fragmento de ese programa, se escucha hablar a Michael Manning, un sacerdote católico interrumpido por Jo Hudson, pastora lesbiana de la Iglesia Catedral de Esperanza en Dallas, Texas, celebrando su lesbianismo como algo natural y su relación con Dios como maravillosa y vivificante.

King de inmediato le pregunta al reverendo Albert Mohler, presidente del Seminario Teológico Bautista del Sur en Kentucky, si él simpatiza con esta celebración.  

Anteriormente había hablado el obispo Frank Griswold (en aquel tiempo cabeza de la iglesia Episcopal de los Estados Unidos) quien recientemente había ordenado a Gene Robinson, el primer ministro abiertamente homosexual dentro de esta denominación.  

El argumento de Griswold para aprobar la ordenación de Robinson era que la iglesia Episcopal respeta la diversidad y que el mundo necesita el testimonio de una iglesia diversa y unida para poder concentrarse en problemas y necesidad de esta sociedad quebrantada como la pobreza la enfermedad  y otras  causas sociales.

La categórica y acertada respuesta de Al Mohler fue que el evangelio se trata de arrepentirse del pecado, no de celebrarlo y que una iglesia que sigue la lógica del obispo Griswold se ve obligada a ordenar ministros homosexuales porque se ha apartado de la autoridad de las Escrituras y al hacerlo está condenada a la muerte por su desobediencia.  

Aquí la traducción del dialogo que se puede ver en el video:

MANNING (sacerdote católico): …si se puede. Tú puedes ser amigable, amoroso y atento.

HUDSON (pastora lesbiana): ¿Cómo está definiendo él lo natural, una relación natural? Mi relación es total y completamente natural para mí. Es exactamente lo que creo que Dios me ha creado para ser. Y yo tengo una maravillosa, vivificante y dinámica relación con Dios. Y se, en lo más profundo de mi ser, que la manera más natural de ser para mí es ser exactamente como soy...

KING: Reverendo Mohler, ¿no simpatiza usted con eso?

MOHLER: Yo simpatizo con cada ser corazón humano que desea conocer al único y verdadero Dios viviente , pero creo que solo hay una manera en que eso puede suceder a través de Jesucristo, y el evangelio se trata de arrepentirse del pecado, no de celebrarlo.

Una iglesia que compra la lógica del obispo Griswold  es una iglesia que está obligada a ordenar homosexuales declarados sin que se hayan arrepentido, y a cualquier otro, porque se ha apartado de la clara autoridad de la Escritura.

Y una iglesia que adora la diversidad es una iglesia que está destinada a aceptar su sentencia de muerte, porque la iglesia está fundamentada sobre la verdad y la verdadera iglesia siempre celebra la verdad y doy gracias porque hay muchas iglesia conservadoras, ortodoxas episcopales que celebran esa verdad y quieren obedecer esa verdad porque al final el punto crucial no es la interpretación de la Escritura sino si vamos a obedecerla o no.

¡Qué bien dicho!