Mientras no te Conviertas Estarás Sirviendo a Satanás

por Richard Baxter 

Seguramente tú no crees esto y talvez te ofenda oírlo, pero es Dios quien lo dice en Su palabra: mientras no te conviertas eres cautivo de Satanás y es él quien guía tu vida. En el mundo hay solo dos clases de personas: los esclavos del pecado y los esclavos de Cristo. Sólo hay dos ejércitos: Satanás es el general de uno, y Cristo es el del otro.  

En su primer ataque contra el hombre, Satanás derrotó a Adán nuestro padre al inducirlo a pecar, poniéndolo bajo su dominio, no sólo a él sino a sus descendientes. Por eso vino Cristo al mundo, para deshacer las obras del diablo (1 Juan 3.8). Y Cristo deshace las obras del diablo a través de la conversión de los hombres.

De manera que mientras no te conviertas seguirás siendo un esclavo de Satanás y sólo a través de la conversión podrás ser libre y llegar a ser un hijo o una hija de Dios.

¿Qué piensas de esto? ¿No crees que es terrible ser esclavo de Satanás? Si no crees lo que la Biblia dice sobre esto, al menos examina tu corazón y allí podrás descubrir y sentir esta verdad. ¿No sientes cómo tu voluntad está inclinada a hacer lo malo? ¿Cómo tu corazón te guía hacia la mundanalidad, a los hábitos dañinos, a la malicia, al orgullo y a los placeres pecaminosos? Dios pide que le des tu corazón y tú no respondes. Él te llama a ocuparte de lo eterno y tú no te ocupas. En cambio, descuidas tu alma por un poco de placer mundanal.  Esas son las señales de alguien que es esclavo del diablo.

Escucha lo que dice la Biblia: “¿No sabéis que si os sometéis a alguien como esclavo para obedecerlo, sois esclavos de aquel a quien obedecéis, sea del pecado para muerte, o de la obediencia para justicia?” (Rom. 6.16).  “El que practica el pecado es del diablo. En esto se manifiestan los hijos de Dios y los hijos del diablo; todo el que no hace justicia, y que no ama a su hermano no es de Dios” (1 Juan 3.8).

El significado de estos pasajes es que aquellos cuya vida y corazón se inclinan al pecado, a sus deseos carnales y al mundo, son del diablo, y los que se inclinan a lo santo son hijos de Dios. 2 Pedro 2.19 dice, “el que es vencido por alguno es hecho esclavo del que lo venció;” y 2 tim. 2.26 dice que los inconversos están atrapados “por el lazo del diablo, en el que están cautivos a voluntad de él”.  Hechos 26.18 dice claramente que los que se convierten son librados de la potestad de Satanás  a Dios.  Así que tú puedes ver cuán claramente la Escritura enseña que hasta que una persona se convierte, ésta se halla bajo el poder de Satanás.  

Quizás tú no percibes lo miserable de tu condición, pero eso no es extraño porque Satanás, “el hombre fuerte” suele mantener en paz a sus siervos hasta que “el más fuerte”—Cristo—trae liberación a través de la conversión (Lc. 11.21). ¡Si te pudieras dar cuenta cuán cerca estás de Satanás! Entonces querrías cambiar de amo.

Si Satanás se te apareciera visiblemente, estoy seguro que tus piernas temblarían y tu carne se erizaría de miedo. ¿Y cómo no te da miedo ser gobernado por él? ¿Cómo no te aterroriza pensar que estarás con él eternamente? Aunque no lo veas, tú estas bajo su control, y eso debería horrorizarte.  ¡Si supieras que es el mismo diablo quien te hace dudar de la Escritura, contradecirla, y ser indiferente a ella! 

Estoy seguro que tú te horrorizarías si oyeras su voz diciéndote: “Ve a emborracharte o a tener sexo ilícito” Pero, ¿no te das cuenta que cada vez que piensas así, es él quien te lo dice? Tu corazón es la madre de esos pensamientos, pero Satanás es el padre. Cuando tú piensas que el pecado no es tan grave como los predicadores dicen, que Dios no va a condenar a los inconversos sino que los salvará aunque vivan en el pecado, que todo esto es exageración y fanatismo, esto no es otra cosa más que el diablo actuando en tu mente como si lo estuvieras oyendo a viva voz.

Él es quien te incita a disfrutar del pecado y el mundo, y te dice que no temas, que si te haz de convertir no tiene que ser ya.  Él es el que te hace odiar a los que procuran tu conversión, y hace que te burles de los que temen a Dios. Es él quien te hace perder el tiempo, especialmente en el Día del Señor, y te hace hablar obscenidades, insultos y mentiras, y el que te hace amar la vanidad.  La escritura dice que esto es así, (1 Juan 3.8).  Al autor se le conoce por su obra, y una obra tan mala no puede tener mejor autor que Satanás.  

Piensa donde estás, y cuál es tu condición. ¿Sabias que estás bajo el dominio de Satanás? ¿Cómo puedes dormir y vivir tan tranquilo y descuidado estando en esta condición?
         
Si un hombre secuestrado por criminales y torturado en un calabozo oscuro y sucio, fuese liberado. ¿No crees que estaría agradecido con su liberador?  Sin embargo los siervos de Satanás son siervos voluntarios que rechazan al Cristo que quiere liberarlos. Si tú lo rechazas, tendrás lo que te mereces, pues estás escogiendo seguir cautivo. Cristo ha dado su sangre para liberar a pecadores como tú pero tú no lo aceptas. El ha muerto en la cruz, ha enviado predicadores, ha enviado su Espíritu. ¿Qué compasión se puede tener de alguien así en el día de su condenación eterna?

Es extraño como la gente dice que odia al diablo, y sin embargo aman servirlo porque aman el pecado. Ellos dicen que no quieren nada con él, pero le obedecen. Tu le odias a él pero amas el pecado por que te da placer, sin darte cuenta que es él quien te lleva a pecar. Si te dieras cuenta, renunciarías

¿Qué harás? ¿Renunciaras al diablo y te convertirás a Dios o rechazarás a Dios y seguirás siendo un servidor de Satanás?

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