Ejemplos Contemporáneos de la Trivialización de la Adoración


Los siguientes son sólo tres pequeños ejemplos de la rampante plaga de la trivialización de la adoración en el mundo evangélico de nuestros días.  Esto es lo que se ve por todas partes, y la iglesia que no sigue en una u otra medida alguna de estas tendencias está destinada a no ser “relevante” ni “exitosa.”
  
La Adoración al Gusto del Consumidor
En su edición de Julio 1999, la revista Christianity Today, una de las más populares de los Estados Unidos, dedició su principal artículo al tema titulado “El Triunfo de los Coros de Alabanza: Cómo las Guitarras Derrotaron al Órgano en la Guerra de la Adoración.”  Entre otras cosas menciona una iglesia en Alabama que celebra cuatro servicios cada domingo.  En uno se cantan himnos tradicionales, para gente grande, en el otro himnos tradicionales en un estilo contemporáneo para gente de edad mediana, en el otro (el principal) se cantan himnos tradicionales con un órgano y un coro grande para adultos de todas las edades y en el otro (al mismo tiempo que el servicio principal) se cantan cadenas de coritos pegajosos (“crowd pleasers”) con tambores, guitarras eléctricas y panderetas (a este grupo se le llama la Iglesia del Rock & Roll y está diseñado para niños y adolescentes)  Además de eso,  una vez al mes, los jóvenes celebran, a todo volumen, un servicio con canciones seculares a las cuales se les adaptan temas cristianos.  Según un miembro de la iglesia, esto no es un servicio apto para cardíacos.

¿Qué es esto?  Es la tendencia moderna de ajustar la adoración al gusto de los adoradores a fin de tener una iglesia exitosa.  Y es que según Christianity Today “Las encuestas muestran que la gente, tanto protestante como católica, no va a la iglesia por fidelidad, obligación o gratitud, sino solamente si sus ‘necesidades’ son satisfechas.”  El artículo pone en evidencia cómo el movimiento contemporáneo de adoración tiende a procurar hacer la adoración agradable a la gente, igualmente muestra que centrar en Dios la adoración no es el factor primario de este movimiento.

La Adoración Donde lo Sensacional Importa Más Que la Palabra  
En Agosto de 1994, la revista Charisma dedicó su artículo principal al evangelista Rodney Howard-Browne, quien se llama a sí mismo “el cantinero del Espíritu Santo” porque dice él “yo sirvo el vino nuevo del fervor pentecostal.”  Este hombre es capaz de hacer que filas enteras de personas se caigan en las iglesias con sólo levantar su brazo.  Su especialidad, sin embargo, es hacer reír a la gente sin hablar ni hacer chistes.  Miles de personas en sus servicios se convulsionan por la risa, después de lo cual dicen experimentar paz y gozo sobrecogedores.  Por otro lado, las iglesias que él visita reportan crecimiento, conversiones, bautismos del Espíritu Santo y sanidades.  Lo que la revista no dice es qué es lo que predica Howard-Browne, lo cual para él parece ser cosa secundaria.

¿Qué es esto?  Es lo que la historia nos muestra como uno de los métodos más eficaces para mover a las masas: la histeria colectiva.  Y esa histeria no necesita pruebas lógicas ni teología, sobre todo si con ella se llenan las iglesias.  De hecho, Howard-Browne dice que lo que sucede en sus reuniones no se entiende con una mente analítica, y según la revista, él “difama a los que tratan de aplicarle una teología a su método.”  En todo el artículo la única prueba que este hombre ofrece de que la risa que él provoca es una obra de Dios es que “cuando él (Howard-Browne) se va de las iglesias que visita, las manifestaciones de risa no se detienen sino siguen manifestándose.”  Esta es otra evidencia de cómo las iglesias y predicadores tienden a definirse más por lo que hacen que la gente sienta que por lo que creen y predican. 

La Adoración Extravagante Que Quita a Jesús  del Centro
La revista Charisma de Agosto 1993 entrevistó al famoso evangelista Benny Hinn.  Cuando se le preguntó sobre su práctica de soplar, tirar su saco, o mover su brazo para que la gente se cayera, él respondió: “Hay presión para provocar cosas al estar en la plataforma, especialmente en un ministerio de sanidad.  La gente no viene sólo a oír la predicación.  Ellos quieren ver algo.  Y eso te puede distraer.  Cosas como tirar el saco a veces se me sale de control y la gente pone sus ojos en eso más que en Jesús... Estas cosas atraen la atención hacia la persona y quitan a Jesús del centro...”

¿Qué significa esto?  Que los promotores de las extravangancias religiosas se dan cuenta que esas cosas apartan a la gente de Jesús.  Pero como al mismo tiempo atraen a la gente, ellos lo siguen haciendo (con el pretexto del evangelismo).  En aquella ocasión B. Hinn dijo que trataría de corregir eso pero hoy después de tantos años no lo ha hecho.  Porque eso no es importante en estos círculos. Es un grave error imaginarse que se puede adorar a Dios y a la vez usar tácticas para hacer la adoración más entretenida y excitante; sin embargo, eso es una práctica común en nuestras comunidades religiosas.

En el excelente libro “Entreteniéndonos Hasta la Muerte” Neil Postman cita al director ejecutivo de la Asociación Nacional de Comunicadores Religiosos cuando hablaba a los predicadores de radio y televisión: “Ustedes notarán que éste es un credo religioso inusual.   Ninguno de los grandes líderes religiosos, sea Jesús, Buda, Moisés, Mahoma, o Lutero, le ofreció a la gente lo que quería sino lo que necesitaba...”  Luego, comentando sobre la tendencia de los  programas religiosos de televisión, Postman dice: “Los programas religiosos están llenos de buenas vibraciones, ellos celebran la opulencia.  Sus presentadores se vuelven celebridadess.  Aunque sus mensjes son triviales, los shows tienen mucha audiencia, o más bien, a causa de que los mensajes son triviales es que tienen buena audiencia.  Creo que no es un error decir que el cristianismo es una religión de demandas y seriedad.  Cuando se hace fácil y entretenido, ciertamente deja de ser el cristianismo verdadero.

1 comentario:

  1. Excelente analisis. Lo felicito Espero reflexxionemos y pidamos a DIos que sea el centro de nuestra adoracion

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