Tomado de “El Progreso del Peregrino” de Juan Bunyan
Cristiano y Esperanza hablan de un tal Temporario que vivía en el pueblo de Sin-gracia y era vecino de Vuelve-atrás. Este solía ser bastante fervoroso en la religión pero de repente se hizo amigo de Sálvese-él-mismo y terminó cayendo en la apostasía. Cristiano le explica a Esperanza como es que la apostasía alcanza a hombres como Temporario:
- Apartan sus pensamientos todo lo posible de la meditación y el recuerdo de Dios, de la muerte y del juicio venidero.
- Abandonan poco a poco, y por grados, sus deberes privados, como la oración secreta, el refrenamiento de sus concupiscencias, la vigilancia sobre sí mismos, el dolor de pecados y otros semejantes.
- Luego huyen de la compañía de los cristianos fervorosos y entusiastas.
- Se van enfriando en cuando a los deberes públicos, como la lectura y predicación de la palabra, trato piadoso con otros cristianos, etc.
- Ya empieza a gustarles criticar a las personas piadosas, y esto de una manera infernal, para tener una excusa aparente para echar fuera la religión, con el pretexto de algunas debilidades que han descubierto en los que la profesan.
- Después vienen a adherirse y asociarse con hombres carnales, licenciosos y livianos.
- Luego se entregan secretamente a conversaciones carnales y livianas, alegrándose de ver cosas semejantes en algunos que son tenidos por honrados, para cohonestarse con ellos y poder hacerlo más atrevidamente.
- Por fin empiezan a jugar abiertamente con los pecadillos, llamándolos cosa de poca entidad; y endureciéndose de esta manera se manifiestan enteramente como son.
- Así, habiéndose lanzado en el abismo de la miseria, si un milagro de la gracia no lo previene, perecen para siempre en sus propios engaños.
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