En Un Mundo Como el Nuestro No Debería Existir la Alegría, Pero Existe ¿Por Qué?


Lo más absurdo que alguien puede decir es que el único
infierno que hay es este mundo.  La verdad es que para
esa persona, el único cielo que hay es en este mundo

La miseria, el sufrimiento y el dolor; no hay nadie que pueda escapar de ellos. ¿Por qué permite Dios esas cosas en el mundo?  En un pequeño folleto titulado El Problema de La Alegria John Gerstner trata este dilema.  Lo que leerán a continuación es un sumario de sus explicaciones.   

Los incrédulos racionalistas se imaginan que para desprestigiar el cristianismo basta hacer este razonamiento: “¿Cómo puede un Dios bueno permitir la miseria y el sufrimiento? Si Dios es bueno y no lo impide es porque no es todopoderoso. Si es todopoderoso y no lo evita es porque no es bueno.”

A esto Gerstner responde que el sufrimiento no es ningún dilema mientras exista el pecado.  El dice:            
Mientras haya pecado, no puede haber problema con el sufrimiento porque un Dios bueno que es todopoderoso tiene que castigar al pecador con dolor y sufrimiento.  El dilema existiría si en un mundo con pecado no hubiese sufrimiento. Entonces tendríamos que decir que no hay Dios, o que Él no es bueno ni todopoderoso. Si Él dejara pasar el pecado sin castigo no seria bueno, o si fuera incapaz de castigar el pecado no seria todopoderoso.”  

Es asombroso que haya Alegría y Placer
En un mundo de pecado es esperar que haya dolor; lo que no debería existir es la felicidad ni el placer.  ¡Habiendo pecado es asombroso que exista el placer!  Pero a la gente no le confunde ni le parece problemático que haya alegría y placer; su problema es con el sufrimiento y el dolor. Gerstner explica así esta confusión:
Es fácil entender por que la gente se confunde con el sufrimiento. El sufrimiento es un tema doloroso; la alegría es un tema placentero.  A nadie le gusta el dolor; a todos nos gusta el placer. Y la gente asocia los problemas con lo que a ellos no les gusta. Puesto que no les gusta el dolor, ellos le llaman a esto problema. Pero el hecho es que el problema no es el sufrimiento. Más bien es el placer y la felicidad.  ¿Cómo es posible que exista la alegría en un mundo pecador?

            Nosotros sentimos que el sufrimiento es algo que no merecemos. Lógicamente, una vez que asumimos que no merecemos sufrir el sufrimiento se convierte en un problema de tipo moral que nos hace sentir con el derecho de reclamarle y exigirle a Dios que El no tiene por qué permitir que nosotros suframos.  Eso infla nuestro ego al mismo tiempo que alivia nuestro dolor. “  ¿Cómo puede Dios hacerme esto a mi

Por qué el sufrimiento no es el problema
Hay dos hechos que nos demuestran por qué el sufrimiento no es el problema. El primero es que el pecado existe. El segundo es que el pecado requiere sufrimiento.

El pecado existe: a la gente no le gusta llamar pecado al pecado. Pero no importa como se le llame, el pecado siempre será pecado.  Los niños demuestran que saben esto intuitivamente cuando le dicen a su madre “¿Por qué cuando yo hago algo malo es que soy un niño malo, pero cuando tú haces algo malo es que estás nerviosa?”  Nadie que lea bien la Biblia puede llegar a la conclusión de que Dios está tranquilo en el cielo y todo está bien en la tierra.  Nadie que observe bien a su alrededor puede negar la realidad de que el pecado existe.

El pecado requiere castigo: La gente que se opone al castigo corporal a los niños lo hace porque lo consideran ineficaz y contraproducente. Los que se oponen a la pena de muerte lo hacen porque consideran que no detiene el crimen. Para ellos castigar a los criminales con la pena de muerte es criminal.  Pero aun así están de acuerdo en que el crimen merece alguna clase de castigo. Por ejemplo, ellos no condenan a alguien si mata a otro en defensa propia.  Pero ¿Cómo es posible estar de de acuerdo con que se mate a un asesino antes de que mate a su victima, pero no después de que la haya matado?    Esto es una contradicción que demuestra que aun los más liberales reconocen en última instancia que el crimen, la delincuencia (el pecado) requieren castigo. Esto nos trae a la siguiente conclusión.

El castigo requiere sufrimiento: el sufrimiento es necesario por que el castigo para que sea castigo tiene que doler. Todo castigo es doloroso. Si un castigo no duele, no es castigo. Puesto que todos somos pecadores todos merecemos sufrir; de hecho nosotros merecemos más sufrimiento del que recibimos pues nuestros pecados son contra un Dios infinito, por lo cual el castigo que merecemos es infinito. Allí es donde se hace asombroso que exista la felicidad y el placer. Dice Gerstner:
Nadie ha sufrido jamás el castigo que se merece delante de Dios.  Si Dios nos diera lo que merecemos ya no existiríamos.  ¿Cómo entonces continuamos viviendo? ¿Por qué no nos hundimos de inmediato en el tormento y la condenación eternas?...los pecadores levantan su puño contra el cielo y se quejan de lo que llaman “dolor,” pero no se ponen a pensar que un día cuando estén en la condenación eterna mirarán para atrás y verán su vida aquí como un paraíso.  Lo que ellos ahora llaman miseria, lo consideraran entonces un placer exquisito. 

Lo más absurdo que alguien puede decir es que el único infierno que hay es este mundo.  La verdad es que, para esa persona, el único cielo que hay es en este mundo. Cuando el pecador llegue al infierno por su incredulidad, sabrá que el único cielo que jamás conocerá fue en este mundo al cual llamaba “infierno.”

2 comentarios:

  1. Muchas gracias por compartir esto hermano, de alguna manera he tenido este pensamiento pero no de forma muy clara, y esta frase me ayuda mucho al momento de aclarar mis pensamientos respecto al pecado en esta Tierra... "En Un Mundo Como el Nuestro No Debería Existir la Alegría, Pero Existe...

    Definitivamente Dios es muy bueno, porque aun en medio del pecado y el dolor, nuestro Padre permite que respiremos el aire, que nuestro cuerpo siga funcionando de una u otra manera, que aún tengamos las condiciones en este planeta para que la vida continúe, aún hay sol y lluvia, y en medio del dolor, nos permite regocijarnos en su creación y con todo lo que nos ha regalado. Nada nos pertenece, todo es de El. Vivimos en su mundo y debemos cuidarlo, tanto lo que nos rodea externamente, así como este cuerpo por medio del cual podemos interactuar en este tiempo.

    Anhelamos y esperamos el día en que el pecado sea quitado para siempre. Esperamos la segunda venida de Cristo. Maranatha.

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  2. Esta bondad de Dios que da alegría y permite hacer cosas buenas a todos, aun a los enemigos de Dios, es la gracia común que Dios derrama sobre su creación para preservarla, embellecerla y sustentarla. Debemos reconocer y agradecer esa gracia común que hace la vida tolerable y hasta agradable en este mundo. !Cuanto mas debemos agradecer la gracia redentora para vida eterna que Dios da en su Hijo Jesucristo a los que hemos creído en El!

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