“Dile a mamá que salí de la fiesta y no tomé alcohol como me lo dijo. Yo iba en mi carro en paz sin imaginar lo que me esperaba. El que provocó este accidente estaba borracho. ¡La vida se me va! Oigo a la gente diciendo “esta chica se está muriendo.” Mamá, ¿Por qué? Nunca me imaginé que mi vida iba a terminar tan pronto. Quisiera que estuvieras aquí, no olvides que te amo a ti y a papi. ¡Quisiera verlos antes de irme! ¡Quiero verlos antes de morir!”
Esta dramática historia nos enseña tres cosas:
1) Beber y manejar es una mezcla mortal, y
2) La vida se nos puede ir en cualquier momento.
3) Debemos estar preparados en todo momento para encontrarnos con Dios y enfrentar su juicio.
3) Debemos estar preparados en todo momento para encontrarnos con Dios y enfrentar su juicio.
La Biblia dice: “¿Qué es vuestra vida? Es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece” (Sant. 4:14), “está establecido a los hombres que mueran y después el juicio” (Heb. 9.27). ¿Estaba esta joven lista para enfrentar a Dios? No lo sabemos. ¿Lo estás tú?
Y si no lo estas, ¿qué le dirás cuando te juzgue si has deshonrado incontablemente su infinita majestad? ¿Qué harás cuando te pregunte por qué lo relegabas a segundo plano y violabas su santa ley?
Pero hay una gran noticia. Jesús se ofreció en la cruz para cubrir tu injusticia con su justicia. La paga del pecado es muerte, pero el regalo de Dios es vida eterna en su Hijo. Cree en El, recíbelo con fe en tu corazón antes que venga la muerte.
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